sábado, 5 de marzo de 2011

CHAU, NEGRO Alberto Orlando Olmedo murió hace 23 años, tras caer del piso once del edificio Maral 39, ubicado frente a playa Varese, en Mar del Plata. El Negro no puede era un exitazo teatral en Mardel. El 3 de marzo se había estrenado Atracción peculiar, su última película, junto a Porcel. Después de la función fue a comer cochinillo y volvió al departamento del piso once del Maral 39, donde lo esperaba Nancy Herrera, con quien se reconciliaría en una madrugada de champagne, cocaína y niebla. La bruma sobre el mar había depositado rocío en la baranda del balcón. El Negro, según relata Nancy, se habría trepado en una de sus últimos mohines, simulando jinetear el caballo de metal. Cuando su novia lo fue a buscar, desesperada por la escena, las manos de Alberto intentaban extender lo inevitable. Sólo la chica de pelo castaño, por entonces embarazada de Albertito, supo qué pasó realmente. Esa mañana, mientras las nubes cubrían la infelicidad del balneario, yacía muerto el cuerpo del eterno Capitán Piluso, con sus ojos abiertos y una bolsita rosa aferrada a su mano. Llegaron Darín, El Facha Martel, René Bertrand, y sus fieles amigos y seguidores. Lo velaron en la casa velatoria Roldán (de su amigo Rogelio, mentor del personaje homónimo) y lo trasladaron a Chacarita. Hoy, un monumento en Av. Corrientes 1753 cumple su deseo final. Ese mojón y el Chau, Negro que pidió antes de partir.

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